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Bienvenidos al Transhumanismo

  • culturaacolor
  • 24 dic 2016
  • 15 Min. de lectura

El transhumanismo (abreviado como H+ o h+) es un movimiento cultural e intelectual internacional que tiene como eventual objetivo transformar la condición humana mediante el desarrollo y fabricación de tecnología ampliamente disponibles, que mejoren las capacidades humanas, tanto a nivel físico como psicológico o intelectual. Los pensadores transhumanistas estudian los posibles beneficios y peligros de las nuevas tecnologías que podrían superar las limitaciones humanas fundamentales, como también la tecnoética adecuada a la hora de desarrollar y usar esas tecnologías. Estos especulan sosteniendo que los seres humanos pueden llegar a ser capaces de transformarse en seres con extensas capacidades, merecedores de la etiqueta "posthumano".

El significado contemporáneo del término transhumanismo fue forjado por uno de los primeros profesores de futurología, Fereidoun M. Esfandiary, conocido como FM-2030, que pensó en "los nuevos conceptos del humano" en La Nueva Escuela alrededor de 1960, cuando comenzó a identificar a las personas que adoptan tecnologías, estilos de vida y visiones del mundo transicionales a "posthumanas" como "transhumanos". Esta hipótesis se sostendría en los trabajos del filósofo británico Max More, quien empezaría a articular los principios del transhumanismo como una filosofía futurista en 1990, y a organizar en California un grupo intelectual que desde ese entonces creció en lo que hoy se llama el movimiento internacional transhumanista.

Influenciado por trabajos y obras primarias de ciencia ficción, la visión transhumanista de una futura humanidad diferente ha atraído a muchos partidarios y detractores de una amplia gama de perspectivas. El transhumanismo ha sido descrito por Francis Fukuyama como «la idea más peligrosa del mundo», mientras que Ronald Bailey considera que es un «movimiento que personifica las más audaces, valientes, imaginativas e idealistas aspiraciones de la humanidad».

Historia

Según Nick Bostrom, impulsos transcendentalistas de esta índole se han expresado al menos desde la misma búsqueda de la inmortalidad en la Épica de Gilgamesh, así como también en las misiones históricas de la fuente de la juventud, el elixir de la vida, y otros esfuerzos de querer vencer al envejecimiento y la muerte.

Existe un debate sobre si la filosofía de Friedrich Nietzsche puede considerarse como una influencia del transhumanismo, a pesar de la exaltación del "Übermensch" (el superhombre), debido a su énfasis en la autoactualización en lugar de la transformación tecnológica.

El cosmismo ruso ha tenido una posterior repercusión en el transhumanismo. De esta forma, el filósofo cosmista. Nikolai Fyodorovich Fyodorov, fue un precursor del transhumanismo.

Primeras propuestas transhumanistas

Las ideas fundamentales del transhumanismo fueron planteadas por primera vez en 1923 por el genetista británico J. B. S. Haldane en su ensayo Dédalo e Ícaro: La ciencia y el futuro, que predijo que los grandes beneficios provendrían de las aplicaciones de las ciencias avanzadas a la biología humana. En particular, él estaba interesado en el desarrollo de la ciencia de la Eugenesia, en la ectogénesis (la creación y la sostenibilidad de la vida en un ambiente artificial), y en la aplicación de la genética para mejorar características humanas, como la salud y la inteligencia.

Su artículo provocó una avalancha de interés académico y popular. J. D. Bernal, un cristalógrafo de la Universidad de Cambridge, escribió El mundo, la carne y el diablo en 1929, en la cual especula sobre las perspectivas de colonización espacial y sobre cambios radicales en el cuerpo humano y la inteligencia a través de la biónica y las mejoras cognitivas.

El biólogo Julian Huxley es generalmente considerado como el fundador del "transhumanismo", acuñando el término en un artículo escrito en 1957:

Hasta ahora la vida humana ha sido, en general, como Hobbes la describió, "desagradable, brutal y corta"; la gran mayoría de los seres humanos (si aún no han muerto jóvenes) han sido afectados con la miseria... podemos sostener justificadamente la creencia de que existen estas tierras de posibilidad, y que las actuales limitaciones y frustraciones miserables de nuestra existencia podrían ser en gran medida sobrellevadas... La especie humana puede, si lo desea, trascenderse a sí misma - y no sólo de forma esporádica, un individuo aquí de una manera, un individuo no de otra manera, sino en su totalidad, como humanidad.

Esta definición difiere, aunque no sustancialmente, de su único uso común desde los 1980s. Las ideas planteadas por estos pensadores fueron exploradas en la ciencia ficción de los 1960s; notablemente en 2001: A Space Odyssey (película) de Arthur C. Clarke, en el que un artefacto alienígena otorga un poder trascendental a su portador.

Inteligencia artificial y la singularidad tecnológica

El científico informático Marvin Minsky escribió sobre las relaciones entre el ser humano y la inteligencia artificial empezando en los 1960s. En las décadas siguientes, este campo siguió generando pensadores influyentes, como Hans Moravec y Raymond Kurzweil, que osciló entre el ámbito técnico y en especulaciones futuristas en la vena transhumanista. La coalescencia de un movimiento transhumanista identificable comenzó en las últimas décadas del siglo 20. En 1972, Robert Ettinger contribuyó al concepto de "transhumannidad" en su libro Man into Superman. FM-2030 publicó el Upwingers Manifesto en 1973.

Crecimiento del transhumanismo

Los primeros autodenominados transhumanistas se reunieron formalmente a principios de 1980 en la Universidad de California en Los Ángeles, que se convirtió en el centro principal del pensamiento transhumanista. Allí, FM-2030 dio clases sobre sus ideas futuristas. En el local del EZTV, frecuentado por transhumanistas y otros futuristas, Natasha Vita-More presentó Breaking Away, su película experimental de 1980, que trata de la destrucción de las limitaciones biológicas, comparándolas con la gravedad terrestre, que se fue superando a medida que nos aventuramos en el espacio. FM-2030 y Vita-More empezaron a organizar encuentros de transhumanistas en Los Ángeles, a los que acudían estudiantes de los cursos de FM-2030 y público de las producciones artísticas de Vita-More. En 1982, Vita-More escribió el Transhumanist Arts Statement, y seis años más tarde produjo el programa de televisión por cable TransCentury Update sobre la transhumanidad, un programa que llegó a tener más de cien mil espectadores.

En 1986, Eric Drexler publicó Engines of Creation: The Coming Era of Nanotechnology, que discutía las posibilidades de la nanotecnología y los ensambladores moleculares, y fundó el Foresight Institute. Por su parte las oficinas del Alcor Life Extension Foundation, como sede de la primera organización sin ánimo de lucro destinada a la investigación y el fomento de la criónica, pasaron a ser un centro de importancia para los futuristas. En 1988, durante el auge de la cibercultura, el filósofo Max More fundó el Instituto Extropiano y, en 1990, fue el responsable principal de una doctrina formal transhumanista que tomó la forma de Principles of Extropy. En 1990 estableció los fundamentos del transhumanismo moderno dándole una nueva definición:

El transhumanismo es una clase de filosofías que buscan guiarnos hacia una condición poshumana. El transhumanismo comparte muchos elementos del humanismo, incluyendo un respeto por la razón y la ciencia, un compromiso con el progreso, y una valoración de la existencia humana (o transhumana) en esta vida. […] El transhumanismo difiere del humanismo en reconocer y anticipar las alteraciones radicales en la naturaleza y las posibilidades de nuestras vidas resultado de varias ciencias y tecnologías […].

En 1998 los filósofos Nick Bostrom y David Pearce fundaron la World Transhumanist Association (WTA), una organización internacional no gubernamental que trabaja por el reconocimiento del transhumanismo como un objeto legítimo de la investigación científica y la política. En 1999, la WTA redactó y aprobó la Declaración Transhumanista. The Transhumanist FAQ, preparado por la WTA, dio dos definiciones formales de transhumanismo:

1: El movimiento intelectual y cultural que afirma la posibilidad y la deseabilidad de mejorar fundamentalmente la condición humana a través de la razón aplicada, especialmente desarrollando y haciendo disponibles tecnologías para eliminar el envejecimiento y mejorar en gran medida las capacidades intelectuales, físicas y psicológicas.

2: El estudio de las ramificaciones, promesas y peligros potenciales de las tecnologías que nos permitirán superar limitaciones humanas fundamentales, y el estudio relacionado de las materias éticas involucradas en desarrollar y emplear tales tecnologías.

Anders Sandberg, un académico y transhumanista prominente, ha recopilado varias definiciones similares. El término «transhumanismo» se emplea a menudo como sinónimo de «mejora humana». El transhumanismo recibe a veces el nombre erróneo de «posthumanismo». Según una interpretación, el transhumanismo está subordinado a la crítica posmoderna del humanismo conocido como poshumanismo, y aunque todos los transhumanistas pueden ser en este sentido poshumanistas, no se ha dicho, ni se debe decir, que todos los poshumanistas son transhumanistas.

En contraste con el Instituto Extropiano, los miembros de la WTA consideran que el impacto tecnológico sobre la sociedad hace necesario prestar la misma atención a las cuestiones sociales que a las técnicas. Una preocupación en particular es el acceso igualitario a las tecnologías de mejora humana de todas las clases sociales y regiones. En 2006, una batalla política en el interior del movimiento transhumanista entre el liberalismo libertario y la izquierda liberal ascendente resultó en una reubicación de la WTA en el centro izquierda del espectro político bajo la dirección de James Hughes. En 2006 el consejo directivo del Instituto Extropiano detuvo las operaciones de la organización y declararon que su misión estaba «esencialmente completada». Esto dejó a la World Transhumanist Association como principal referente del movimiento transhumanista.

El blog temático transhumanista de Zoltan Istvan esta en medios mainstream como Psychology Today y The Huffington Post.

El primer transhumanista miembro electo de un Parlamento es Giuseppe Vatinno, en Italia.

Teoría

Es una cuestión de debate si el transhumanismo es una rama del "posthumanismo" y cómo el posthumanismo debe ser conceptualizado en relación con el transhumanismo. Este último se refiere a menudo a una variante o forma activista del posthumanismo por sus críticas desde el conservadurismo, el cristianismo y el progresismo. Una característica filosófica común del transhumanismo y del posthumanismo es la visión de futuro de una nueva especie inteligente, hacia la cual la humanidad va a evolucionar, que complementaría a la humanidad o incluso la suplantaría. El transhumanismo enfatiza la perspectiva evolutiva, incluyendo a veces la creación de una especie animal altamente inteligente por medio de mejoras cognitivas (elevación biológica), pero se aferra a un "futuro posthumano" como su meta final la evolución participe.

Sin embargo, la idea de crear inteligencia artificial, propuesta, por ejemplo, por el investigador en robótica Hans Moravec, ha influenciado el transhumanismo. Las ideas de Moravec y el transhumanismo también han sido caracterizadas como "complacentes" o "apocalípticas" variantes del "posthumanismo" y contrastadas con el "posthumanismo cultural" en humanidades y en las artes. Los transhumanistas se auto-caracterizan como una continuación del humanismo y de la Ilustración.

Algunos humanistas seculares concebir transhumanismo como un descendiente del humanista del movimiento de librepensamiento y argumentan que los transhumanistas difieren de la corriente humanista por tener un enfoque específico en los enfoques tecnológicos para resolver problemas humanos y también sobre la cuestión de la moralidad de la muerte. Aunque, otros progresistas han argumentado que posthumanismo, ya se trate de sus formas filosóficas o activistas, equivale a un alejamiento de las preocupaciones sobre la justicia social, de la reforma de las instituciones y de otras preocupaciones de la Ilustración, hacia un narcisismo a través la transcendencia del cuerpo humano en busca del perfeccionismo. En este punto de vista, el transhumanismo es el abandono de las metas del humanismo, la Ilustración y la política progresista.

La filosofía del transhumanismo está estrechamente relacionada con los estudios de la identificación tecnológica; un dominio interdisciplinario de la investigación académica frente a todos los aspectos de la identidad humana en una sociedad tecnológica, que se centra en la naturaleza cambiante de las relaciones entre la tecnología y humanos.

Objetivos

Aunque muchos teóricos y partidarios del transhumanismo buscan aplicar la razón, la ciencia y la tecnología para reducir la pobreza, las enfermedades, las discapacidades y la malnutrición en todo el mundo, el transhumanismo se distingue en su enfoque particular en la aplicación de las tecnologías para la mejora de los cuerpos humanos de forma individual. Muchos transhumanistas valoran activamente el potencial de las tecnologías futuras y los sistemas sociales innovadores para mejorar la calidad de toda vida, a la vez que tratan de hacer efectiva la igualdad consagrada en los sistemas políticos y legales democráticos mediante la eliminación de las enfermedades congénitas.

Los filósofos transhumanistas argumentan que no solo existe el imperativo ético perfeccionista de tratar de progresar y mejorar la condición humana, también es posible y deseable para la humanidad el entrar en una fase de la existencia poshumana, en la que los humanos controlen su propio futuro proceso evolutivo. En tal fase, la evolución natural sería reemplazada por el cambio deliberado.

Algunos teóricos, como Raymond Kurzweil, piensan que el ritmo de la innovación tecnológica se está acelerando y que en los próximos 50 años se puede producir no solo radicales avances tecnológicos, pero, posiblemente, una singularidad tecnológica, que puede cambiar fundamentalmente la naturaleza de los seres humanos. Los transhumanistas que prevén este cambio tecnológico masivo en general sostienen que es deseable. Aunque, algunos también tienen que ver con los posibles peligros del cambio tecnológico extremadamente rápido y proponer opciones para asegurar que la tecnología avanzada se utiliza de manera responsable. Por ejemplo, Bostrom ha escrito mucho sobre el riesgo existencial para el bienestar futuro de la humanidad, incluyendo los riesgos que podrían ser creados por las tecnologías emergentes.

Aunque muchas personas creen que todos los transhumanistas se esfuerzan para la inmortalidad, esto no es necesariamente cierto. Hank Pellissier, director general del Institute for Ethics and Emerging Technologies (2011-2012), ahora manejado por Kris Notaro (2012- ) encuestaron transhumanistas, y de 818 encuestados, 23.8% no quería la inmortalidad. Algunas de las razones eran que sería aburrido, la superpoblación de la Tierra, y que "querían ir a la otra vida.”

Ética

Los transhumanistas se involucran en enfoques interdisciplinarios para entender y evaluar las posibilidades de superar las limitaciones biológicas recurriendo a la futurología y varios campos de la ética. A diferencia de muchos filósofos, críticos sociales, y activistas que ponen el valor moral en la preservación de los sistemas naturales, los transhumanistas ven el mero concepto específico de lo "natural" como problemático, que se convierte en un obstáculo para el progreso. En consonancia con esto, muchos defensores transhumanistas destacados se refieren a los críticos del transhumanismo en la derecha y la izquierda política en forma conjunta como "bioconservadores" o "bioludistas", el último término alude a los anti-industrialistas del siglo XIX, que fue un movimiento social que se oponía a el remplazamiento de los trabajadores humanos manuales por máquinas.

Muchos creen que el transhumanismo puede causar mejoramiento humano injusto en muchos ámbitos de la vida, especialmente en el plano social. Esto puede ser comparado con el uso de esteroides, en el que si un atleta los usa en los deportes, adquiere tiene una ventaja sobre aquellos que no lo hacen. El mismo escenario puede ocurrir cuando las personas tienen ciertos implantes neuronales que les da una ventaja en el lugar de trabajo y en los aspectos educativos.

Espiritualidad

Aunque algunos transhumanistas muestran una fuerte espiritualidad, la mayoría no son creyentes.56 Una minoría de transhumanistas, sin embargo, siguen formas liberales de tradiciones de la filosofía oriental como el budismo o el yoga o han mezclado sus ideas transhumanistas con religiones occidentales como el cristianismo liberal o el mormonismo. A pesar de la actitud laica prevaleciente, algunos transhumanistas tienen esperanzas asociadas tradicionalmente a las religiones, como la inmortalidad. Muchos nuevos movimientos religiosos, originados a finales del siglo XX, han abrazado explícitamente las metas transhumanistas de transformar la condición humana mediante la aplicación de la tecnología para la alteración de la mente y el cuerpo, como el raelismo. Mientras que la mayoría de pensadores asociados con el movimiento transhumanista se centran en las metas prácticas del empleo de la tecnología para ayudar a alcanzar vidas más largas y saludables, algunos consideran que la comprensión futura de la neuroteología y la aplicación de la neurotecnología permitirá a los humanos obtener un mayor control de los estados alterados de la conciencia, a menudo interpretados como «experiencias espirituales» y alcanzar de esta forma una mayor auto conciencia.

Para lograrlo, los tranhumanistas siguen perspectivas interdisciplinares para entender y evaluar las posibilidades de superar las limitaciones biológicas. Recurren a la prospectiva y a varios campos de la ética como la bioética, principalmente, pero no de forma exclusiva desde una perspectiva humanista secular, socialmente progresista y políticamente liberal. Al contrario de muchos filósofos, críticos sociales y activistas que dan un valor moral a la preservación de los sistemas naturales, los transhumanistas ven el concepto mismo de lo «natural» como una nebulosa problemática en el mejor de los casos y un obstáculo al progreso en el peor. A este respecto, muchos partidarios del transhumanismo se refieren conjuntamente a los críticos al transhumanismo de la derecha y la izquierda como «bioconservadores» o «bioluditas», término que alude al ludismo, movimiento social del siglo XIX que se oponía al reemplazo de trabajadores manuales por máquinas.

Mientras que muchos transhumanistas adoptan una perspectiva abstracta y teórica sobre los beneficios de las tecnologías emergentes, otros han ofrecido propuestas específicas para modificar el cuerpo humano, algunas de ellas hereditarias. Los transhumanistas a menudo están preocupados con los métodos de mejora del sistema nervioso humano. Aunque algunos proponen modificar el sistema nervioso periférico, mientras que el cerebro al ser considerado el denominador común de la humanidad se encuentra en el centro de las ambiciones transhumanistas.

De forma más general, los transhumanistas apoyan la emergencia y convergencia de tecnologías como la nanotecnología, biotecnología, tecnología de la información, ciencia cognitiva (NBIC), y tecnologías futuras hipotéticas, como la realidad virtual, inteligencia artificial, transferencia mental y criónica. Creen que los humanos pueden y deberían usar estas tecnologías para volverse más que humanos. Apoyan el reconocimiento o la protección de la libertad cognitiva, la libertad morfológica y la libertad reproductiva como libertades civiles, para así garantizar a los individuos la elección de emplear las tecnologías de mejora humana en sí mismos y en sus hijos, y convertirse progresivamente en transhumanos y finalmente en poshumanos, lo que está considerado el clímax de la evolución participativa. Algunos consideran que las técnicas de mejora humana y otras tecnologías emergentes podrían facilitar esta transformación a mediados del siglo XXI.

Un informe de 2002 titulado Converging Technologies for Improving Human Performance, encargado por la National Science Foundation y el Departamento de Comercio de los Estados Unidos, contiene descripciones y comentarios sobre el estado de la ciencia y tecnología NBIC de destacados científicos de estos campos. El informe discute los usos potenciales de estas tecnologías para alcanzar las metas transhumanistas de mejora del rendimiento y de la salud y también, los trabajos actuales en la planificación de aplicaciones de esas tecnologías de mejora humana en el ejército y en la racionalización de la interfaz hombre máquina en la industria.

Aunque los debates internacionales sobre las tecnologías convergentes y los conceptos de NBIC incluyen fuertes críticas a las orientaciones transhumanistas y su presunto carácter de ciencia ficción, las investigaciones en tecnologías de alteración del cerebro y del cuerpo se han acelerado bajo el patrocinio del Departamento de Defensa de los Estados Unidos, que está interesado en las ventajas en el campo de batalla que proporcionarían los supersoldados.

Algunos teóricos, como Raymond Kurzweil, creen que el ritmo de la evolución tecnológica se acelera progresivamente, y que en los siguientes cincuenta años no solo aparecerán avances radicales, sino que sobrevendrá una singularidad tecnológica, que puede cambiar la naturaleza fundamental de los seres humanos. Los transhumanistas que prevén este cambio masivo por lo general sostienen que es deseable. Sin embargo, también estudian los posibles peligros de un cambio tecnológico extremadamente rápido, y, consecuentemente, proponen opciones para asegurar que la tecnología sea usada de forma responsable. Por ejemplo, Bostrom ha escrito mucho acerca de los riesgos existenciales para el futuro bienestar de la humanidad, incluyendo los posibles riesgos de las tecnologías emergentes.

En un ámbito más práctico, como proponentes del desarrollo personal y la modificación corporal, los transhumanistas tienden a emplear las tecnologías y técnicas existentes que supuestamente mejoran el rendimiento cognitivo y físico, y a seguir estilos de vida diseñados para mejorar la salud y la longevidad. Dependiendo de su edad, algunos transhumanistas expresan su preocupación por no vivir lo suficiente como para disfrutar los beneficios de las tecnologías futuras. Sin embargo, muchos tienen gran interés en las estrategias de extensión de la vida, y en las investigaciones en criónica. De esta forma se han tejido redes y comunidades transhumanistas regionales y globales para proporcionar apoyo a dichos objetivos y foros para la discusión de proyectos colaborativos.

Práctica

Aunque algunos transhumanistas adoptan un enfoque abstracto y teórico de los beneficios percibidos de las tecnologías emergentes, otros han ofrecido propuestas específicas para modificar el cuerpo humano, incluyendo los hereditarios. Los transhumanistas a menudo se refieren a los métodos de mejora del sistema nervioso humano. Aunque algunos proponen la modificación del sistema nervioso periférico, el cerebro se considera el denominador común de la persona y por lo tanto es un objetivo principal de las ambiciones transhumanistas.

Como proponentes del auto-mejoramiento y de la modificación corporal, los transhumanistas tienden a utilizar las tecnologías y técnicas existentes que supuestamente mejoran el rendimiento cognitivo y físico, mientras que participan en rutinas y estilos de vida diseñados para mejorar la salud y la longevidad. Dependiendo de su edad, algunos transhumanistas expresan su preocupación de que no van a vivir para cosechar los beneficios de las tecnologías futuras. Sin embargo, muchos tienen un gran interés en estrategias de extensión de vida, y en la financiación de la investigación en criónica con el fin de hacer que este último sea una opción viable en lugar de permanecer como un método no probado. Existen redes y comunidades con una serie de objetivos transhumanistas regionales y globales para proporcionar apoyo y foros de discusión y proyectos de colaboración.

Tecnologías de interés

Los transhumanistas apoyan la emergencia de nuevas tecnologías y la convergencia de tecnologías como la nanotecnología, biotecnología, tecnología de la información y ciencia cognitiva, y hipotéticas futuras tecnologías incluyendo la realidad simulada, inteligencia artificial, superinteligencia, transferencia mental, preservación química cerebral, y criónica. Ellos creen que los seres humanos pueden y deben utilizar estas tecnologías para convertirse en superhumanos o más que humanos. Por lo tanto, apoyar el reconocimiento y / o protección de la libertad de conocimiento, libertad morfológica, y libertades procreativa como libertad civiles, a fin de garantizar a los particulares la posibilidad de usar tecnologías de mejora humana en sí mismos y sus hijos. Algunos especulan que las técnicas de mejora humana y otras nuevas tecnologías pueden facilitar la mejora humana más radical a más tardar el punto medio del siglo 21. El libro de Kurzweil's La singularidad está cerca, y también el libro de Michio Kaku La física del futuro ambas promueven diversas tecnologías de mejora humana y dar una idea de cómo estas tecnologías pueden impactar en la raza humana.

Deshumanización

Tanto el activista biopolítico Jeremy Rifkin como el biólogo Stuart Newman aceptan que la biotecnología tiene el poder de llevar a cambio profundas modificaciones en la identidad de los organismos. Sin embargo se oponen a la modificación genética de los humanos ante el temor de que se difumine la frontera entre el hombre y su creación. El filósofo Keekok Leeve considera tales cambios como producto de una acelerada modernización en la que la tecnología se ha usado para transformar lo natural en artefactual.

En la revista Reason, Ronald Bailey ha acusado a estos críticos de la investigación en animales de caer en el alarmismo cuando figuran que tales experimentos llevarán a la creación de criaturas subhumanas con una inteligencia o cerebro parecidos a los del ser humano. Bailey insiste en que el único objetivo de dichas investigaciones es lograr avances médicos.

Una respuesta diferente procede de los teóricos de la personalidad, transhumanistas que objetan contra lo que consideran una antropomorfobia al estilo de lo que el escritor Isaac Asimov llamó el complejo de Frankenstein. Según su visión, cualquier clon humano, animal modificado o inteligencia artificial que demostrase ser autoconsciente, sería considerado una persona merecedora de respeto, dignidad y derechos de ciudadanía. Consecuentemente argumentan que el problema no estaría en la creación de supuestos monstruos, sino en el factor-repugnancia y en el especismo que juzgaría y trataría a tales seres como monstruosos.

Fuente: Wikipedia

Fotos: Internet/Medios


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