top of page
Buscar

Madina y Oxana, historias reales de niñas criadas por perros

  • culturaacolor
  • 4 ene 2017
  • 2 Min. de lectura

Cuando el ser humano no está a la altura, cuando su comportamiento se vuelve irracional e incluso hostil, cuando no muestra el más mínimo afecto por sus congéneres o lo que es peor, por sus hijos y los abandona a merced de su suerte, es entonces cuando surgen historias tan estremecedoras como las de Oxana y Madina, dos niñas que fueron adoptadas por perros ante la indiferencia total de sus familias humanas.

Madina, Rusia

Parece increíble al ver la carita de Madina que sus 3 primeros años de vida los pasara viviendo como uno más de los perros de casa.

Su padre la abandonó al poco de nacer y su madre alcohólica no parecía tener tiempo para ocuparse de ella, por lo que la pequeña busco afecto y atención junto a los canes.

Cuando fue hallada por los servicios sociales, su comportamiento era más propio de un perro que de un humano; comía los desperdicios del suelo a cuatro patas y gruñía cuando se sentía amenazada. Si no hubiera sido por el calor de los animales no queremos imaginarnos qué habría sido de ella en las largas ausencias de su madre que a veces duraban días.

Afortunadamente los médicos valoraron que Madina estaba física y mentalmente sana a pesar de su conducta y que podría llevar una vida ‘humana’ en cuanto normalizara su limitado lenguaje y aprendiera otros comportamiento humanos.

Oxana Malaya, Ucrania

El caso de Oxana Malaya es aún si cabe más dramático, porque hay que sumarle unos cuantos años más de vida en condiciones deplorables y una discapacidad mental que le impide adaptarse al 100% a su nueva vida.

Cuando un vecino alertó sobre la situación de Oxana, ésta llevaba unos cinco o seis años viviendo entre perros.

En la wikipedia lo resumen de la siguiente manera:

"Vivió en una caseta de perro tras su casa, donde fue cuidada por estos animales, de los que aprendió su comportamiento y maneras. Gruñía, ladraba o se encuclillaba como un perro salvaje, olisqueaba la comida antes de ingerirla y se descubrió que tenía agudizados los sentidos del oído, el olfato y la vista".

Con una edad mental de 6 años y teniendo en cuenta que el cerebro del niño es muy influenciable hasta los 7 años y muchas veces es imposible revertir estos efectos, es poco probable una rehabilitación completa.

A pesar de todo, Oxana lleva desde los 13 años viviendo en una clínica de Odesa, donde trabaja como granjera en el hospital de animales bajo supervisión.

Dos historias en las que los papeles se intercambiaron, los padres se convirtieron en bestias y las ‘bestias’ actuaron como humanos, proporcionando a estas pequeñas unos cuidados y un afecto sin el que les habría sido imposible sobrevivir.

Nota: Las fotografías 1 y 3 pertenecen a la serie Feral children (niños salvajes) de la fotógrafa Julia Fullerton-Batten, una colección fotográfica inspirada en historias reales de niños criados como animales.


Comments


Lo Último

© 2016 Diseñado por IMPRESION@ Publicidad Digital & Gráfica

  • Facebook B&W
  • Twitter B&W
  • Instagram B&W
bottom of page